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viernes, 9 de julio de 2010

Entrevista a Chris Stewart de Eduardo Cruz

Entrevista de Eduardo Cruz a Chris Stewart

Entrevista a Chris Stewart, autor de “Entre limones” y “El loro en el limonero”, donde vuelve  contarnos una más de sus aventuras. En esta ocasión nos presenta “Tres maneras de volcar un barco”, un libro donde narra su experiencia como patrón de barco cuando no sabía distinguir entre babor y estribor.

Contar ovejas no sirve para nada – menos saber cuantas ovejas hay – lo tengo probado. Y la manera en que uno duerme en un barco en alta mar es algo muy especial… la emoción mecedora…

Recuerdo que alguien nos propuso la idea de realizar la entrevista en un barco… Recuerdo que a ambos nos pareció una magnífica idea… Recuerdo que no había presupuesto y que tuvimos que optar por una pequeña barca a motor… Recuerdo que Chris manejaba el timón mientras yo preparaba la grabadora y el bloc de notas… Recuerdo que nuestra conversación transcurrió entre la originalidad de mis preguntas y la brillantez de sus respuestas… Recuerdo que ambos acordamos compartir el importe económico del Pulitzer… Recuerdo aquella gigantesca roca a babor… Recuerdo que la Cruz Roja nos trató con exquisita amabilidad… Recuerdo que, delante de la Guardia Civil, sólo podíamos articular la frase “¡patera no, patera no!”…

Recuerdo que ambos convenimos en que lo más seguro sería repetir la entrevista vía correo electrónico…
Esta es, pues, mi conversación con Chris Stewart, autor de “Tres maneras de volcar un barco”, que ya son cuatro:
Eduardo Cruz Acillona.-¿Es cierto que usted vive en las Alpujarras porque la Ley de Costas española le ha impuesto una orden de alejamiento del mar de cincuenta kilómetros?
Chris Stewart.- Más bien cincuenta kilómetros y cuatrocientos metros de altura… No, es una ley autoimpuesta; es que temo mucho la atracción del mar y estoy fácilmente seducido. Al ver la belleza del mar y el progreso tan digno y bello de algún que otro velero, no me quedaría más remedio que apuntarme de nuevo a navegar… y allí yace el desastre. Estoy tan contento en las montañas y no quiero putear una situación tan feliz y agradable. A mi mujer le encantan la jardinería y las plantas, y no se quedaría satisfecha del todo con la pequeña maceta de albahaca en la baranda de popa de un barco… y, como sabrás, si tu mujer está feliz todo saldrá bien.

E. C. A.- Trabajó como esquilador de ovejas y como patrón de barco. Para dormir, ¿cuenta ovejas u olas?
C S.- Contar ovejas no sirve para nada – menos saber cuantas ovejas hay – lo tengo probado. Y la manera en que uno duerme en un barco en alta mar es algo muy especial… la emoción mecedora, el sonido de las olas lamiendo el barco, el fabuloso sentido que estás dormido pero llegando a algún sitio (como viajar en tren de noche, pero más agradable). Me encanta dormir, es una de mis pasatiempos preferidos.

E. C. A.- Usted es un bon vivant / un epicúreo / un niño con cuerpo de adulto (táchese lo que no proceda)
C S.- Ay, cómo me encantan los buenos vinos, la buena comida y la buena compañía… con esos tienes la vida llena. Buena salud, algún que otro viaje interesante, una vista preciosa desde la casa… todas estas cosas también juegan su papel. El niño con cuerpo de adulto… hmm, bueno hay que admitir que no soy la persona más madura del mundo… pero me apaño.
E. C. A.- Tras leer “Tres maneras de volcar un barco” tengo la sospecha de que usted es un personaje de Tom Sharpe ¿Tiene pruebas que lo desmientan?
C S.- En absoluto. Eres muy amable. Me gusta mucho la obra de Tom Sharpe; es un genio del género cómico pero con dientes para morder donde sea necesario. Me alegro mucho que tú pienses que yo podría ser un personaje en sus libros. Y, si es verdad, lo consigo arriesgándome, siempre pisando el camino menos transitado, tomando la decisión menos convencional… y, si es verdad que no he conseguido nada realmente útil en esta vida, por lo menos he tenido una vida bastante llena, y además he conseguido entretener a la gente… y, como sabes, a la gente hay que entretenerla.
E. C. A.- ¿Qué le hizo cambiar el velero por el Valero?
C S.- Bueno… estas dos cosas, las montañas y el mar, siempre han sido dos pasiones fuertes conmigo. No se puede tener todo en esta vida; hay que elegir. Y, al fin y al cabo, la elección que hice me ha servido de puta madre.
E. C. A.- ¿Y cómo consiguió que su compañera Ana le siguiera al Valero y no en el velero?
C S.- Supongo que la gusté… después de todo ya llevamos treinta y cinco años juntos. Es mucho… y difícil de creer que dos personas – ni mucho menos una chica y un tío – serían capaces de convivir felizmente durante tantos años. Me parece que los dos elementos que más destacan son el buen sexo y un buen sentido de humor compartido.
E. C. A.- ¿Podemos enmarcar su novela entre el sosiego de “Tres hombres en una barca” de Jerome K. Jerome y la lucha contra las adversidades de “El viejo y el mar” de Ernest Hemingway?
C S.- Elegimos el título, como te puedes imaginar, como reflejo de Three Men in a Boat, una obra que se ha metido profundamente en el corazón de todos los ingleses. Estaría encantado de pensar que mis humildes esfuerzos te han puesto en mente de J.K. Jerome. El Viejo y el Mar es más profundo, trata más de la noche oscura del alma. Aunque enfrente dificultades, mi manera de tratarlas es mucho más ligera, tiene mucho menos enjundia que Hemingway.
E. C. A.- Estuvo en la Feria del Libro de Madrid firmando ejemplares ¿Cómo fue su relación con los lectores? ¿Convenció a alguno para dar un paseo en barca por el estanque?
C S.- Me encanta esto de conocer al público… es una vida triste y solitaria, ésta de sentarse solito en su oscura choza pensando en cosas para escribir. Y luego te sales al aire libre y allí estás charlando con tus propios lectores… es lo que hace que todo vale la pena. Tengo mucha suerte: mi público no viene con ganas de putearme, pero más bien de sacar unas fotos con el viejo verde aprovechándose para abrazar alguna que otra joven belleza… un deleite. Y no, por supuesto, nadie tiene ganas de navegar conmigo, ni de la más mínima manera!

E. C. A.- Seguro que ya está trabajando en la próxima entrega de sus memorias ¿Con qué Chris Stewart nos encontraremos en esta ocasión?
C S.- El mismo tío… no conozco otro, y no soy capaz de inventarlo. Y como consecuencia, por supuesto todo es cierto, menos las imperfecciones de una memoria cada vez más excéntrica.
E. C. A.- Hemos terminado la entrevista y no le he preguntado por sus inicios como batería en la mítica banda de rock Génesis ¿Le molesta, le sorprende o lo agradece?
C S.- No me molesta un bledo; estoy acostumbrado ya, y por supuesto me ha servido muy bien. A lo mejor me siento un poco desilusionado que la cosa más interesante de mí es lo que hice cuando tuve nada más que quince años. Pero no importa.
C S.- E. C. A.- Pues muchas gracias por su amabilidad y por lo divertido de sus respuestas, Chris.
Un placer, Eduardo… Y muchas gracias a ti por las preguntas tan divertidas.



Eduardo Cruz Acillona es periodista. Lee cinco periódicos al día. No por estar bien informado, sino porque no se fía ni de la solución de los sudokus. Ha publicado dos libros de monólogos de humor: "Más claro, agua" (Ed. Lulú, 2007) y "Mejorando lo presente" (Ed. Bubok, 2008). Algunos de sus relatos también están publicados en antologías y revistas literarias. Diariamente actualiza su blog  Más claro, agua y colabora en la web literaria Más que palabras.

miércoles, 7 de julio de 2010

NO SEAS BUENO, SÉ FELIZ. Entrevista de Carmen Moreno al cantautor Kico Gómez

NO SEAS BUENO, SÉ FELIZ
Entrevista de Carmen Moreno al cantautor Kico Gómez

Por Carmen Moreno
Fotografías de Zoe Riudavets

En el panorama musical actual surgen a menudo propuestas interesantes que se mueven al margen de las grandes discográficas, de los macroconciertos o las cifras millonarias. Los músicos nuevos están trabajando a diario, recorriendo el territorio nacional por muy poco dinero y mucho talento.


            
     El disco de Kico Gómez, “No seas bueno, sé feliz” llega con la fuerza de la fe y las ganas de mostrar una nueva manera de componer, de estar sobre el escenario y compartir el tiempo con los que le siguen. Las canciones del cd son una muestra de lo que la fusión puede lograr si se le añade una base lírica que es incuestionable. Un disco en el que no sólo la música estremece, sino que las letras vuelven a tomar la importancia que siempre tuvieron.

Carmen Moreno.- ¿No está pasado ya de moda aquello de “soy cantautor”?
Kico Gómez.- Posiblemente lo que esté es viciado el concepto que se tiene al usar la palabra cantautor. Porque en un tiempo y en una situación tuvo muchas connotaciones sociales y políticas. Pero por definición objetiva cantautor es aquel que escribe e interpreta sus canciones.
C. M.- Este disco es más popero que el anterior y tiene más fusión ¿le interesa investigar o prefiere conservar aquello que ya ha conseguido?
K. G.- Cada disco es un resumen de lo que uno va creciendo. Simplemente soy de la opinión de que para llegar a este, tuvo que existir el anterior. Y este a su vez será el preludio del próximo. Es simplemente saber crecer con las canciones. Y sí, eso tiene una parte de investigación que me apasiona.
C. M.- ¿Qué cree que es lo mejor de Kico Gómez? ¿Y del disco?
K. G.- Lo mejor de “Kico Gómez” quizá es la sinceridad de mi trabajo. Es decir, cada concierto puede ser una montaña rusa y extremadamente distintos unos de otros porque soy bastante visceral y eso en un escenario es un arma de doble filo.
Del disco tengo la impresión que lo mejor son las canciones en sí. Pueden formar parte de la banda sonora de cualquiera, sin prejuicios de estilos, sin miras más allá de hacer sentir.
C. M.- “No seas bueno, sé feliz”, es un nombre poco comercial, ¿no cree?
K. G.- O todo lo contrario. Es un título que no deja indiferente a nadie y a lo mejor esa  es la parte “comercial” de este disco. Usar una frase para los que cada uno puedan tener una opinión.

C. M.- Hay dos canciones en su disco que me gustan especialmente: “Cruce de cables”, una balada increíble, y “Ni fulana, ni Mengana”, una canción más rockera. En ambas la imagen de la mujer es imprescindible, en ambas se habla de la pérdida de ella, ¿está muy acostumbrado usted a perder?
K. G.- No es una cuestión de una pérdida personal. Para saborear las victorias se debe saber encajar las derrotas. En ese proceso esas dos canciones son momentos de inflexión, momentos de darle la vuelta a la tortilla y coger las riendas de tu vida. Especialmente en el tema de “Ni fulana ni mengana”. En cambio, en “Cruce de cables” al tratar una enfermedad como el alzheimer los matices son distintos.
C. M.- Algunos han dicho que se parece usted componiendo a Ricardo Arjona, ¿se cree deudor de él o no es tan cierto? (Objetivamente, yo no le encuentro demasiados parecidos).
K. G.- Como decía Fernando Delgadillos “Todos somos influenciables”. Es cierto que he escuchado mucho a Arjona, pero también escucho a Miguel Poveda y no por eso hago copla. Se tiende generalmente a buscar un referente cuando nos describimos, a mi personalmente si me comparan con Ricardo Arjona no me ofende, es motivo de orgullo porque Arjona es un compositor y un intérprete sensacional. Pero seguramente a él en su momento lo compararían con uno anterior, hoy es el referente para otros, y estos otros a su vez, serán referente para los que vengan detrás. La música son vasos comunicantes, por lo tanto estamos expuestos a comparaciones, pero no por eso son ofensivas.
C. M.- ¿Conciertos o estudio?
K. G.- El estudio es un laboratorio, un hervidero. Pero prefiero el directo por que es la mejor manera de compartir mirando a la cara de la gente, comprobando sus reacciones en las canciones. Eso es fantástico
C. M.- ¿Composición o actuación?
K. G.- En cambio en esta pregunta prefiero composición. Me parece la parte más bonita de mi trabajo, el hecho de retorcer melodías y palabras, crear una amalgama en tu cabeza que cobre vida en forma de canción me resulta mágico.
C. M.- ¿Cuál es la salud de la canción de autor?
K. G.- Como decía Benedetti “No te salves, no te quedes al borde del camino”. Pienso que esa es la salud. Caminar, seguir creciendo, investigar. Si se cree que con el “sello” cantautor está todo hecho mal iríamos. Por eso creo que hay muchos cantautores, y músicos en general que están experimentando, que están creciendo y eso me hace sentir que la salud de la canción de autor está resurgiendo nuevamente.
C. M.- ¿Cuáles son las dificultades que encuentra un músico que no tiene una multinacional detrás?
K. G.- Principalmente la difusión. Se hace muy difícil hacer llegar las canciones. Y es cierto que hoy por hoy internet ha abierto mucho las posibilidades. Pero una multinacional puede hacer que tus canciones corran por muchos canales, y que tu nombre sea reconocido. Por lo demás no envidio en especial a las multinacionales, trabajar como trabajo me hace dueño y señor de mis decisiones, correctas o incorrectas, pero mías.
C. M.- Sé que le han hecho una gran propuesta. ¿Piensa bajarse del escenario?
K. G.- De momento no. Entre otras cosas porque componer para otros, que imagino será la propuesta a la que te refieres, me parece fantástico pero desde el hecho de componer a la publicación misma de las canciones puede pasar mil cosas. Esa es una puerta más que se ha abierto y estoy encantado con la idea. Pero no deja de ser una oportunidad más. Se trabajará para aprovecharla..
C. M.- ¿Qué se va a encontrar la gente que compre el cd o vaya a sus conciertos?
K. G.- En el disco once canciones llenas de historias y con un sonido lleno de energía para que cada vez que lo escuches encuentren algo más y acabe formando parte de su banda sonora. Canciones que un día acabaran sorprendiéndose tarareándolas. En los directos, encontraran esa energía pero con la sensibilidad y la magia que proporciona el cantar a unos metros del que escucha.



Carmen Moreno es asmática, filóloga y poeta, tres enfermedades que no tienen cura.
Zoe Riudavets es fotógrafa.

sábado, 13 de marzo de 2010

Entrevista al poeta Ferran Fernández



Ferran Fernández (Barcelona, 1956) es periodista, diseñador gráfico y profesor de Periodismo en la Universidad de Málaga, ciudad en la que reside desde 1998.
Ha sido director de Los Libros de la Frontera, editora de la colección de poesía El Bardo, y desde noviembre de 2009 es responsable de la editorial Luces de Gálibo.
Ha publicado cuatro libros de poemas: Lógica sentimental (1997), Sufrir en público (2007), Xeografía nocturna (2007, en gallego) y Peligro de vida (2008). 
Asimismo, ha realizado numerosas exposiciones y publicado varias plaquetas de poesía visual. 


Alteridad.– Con la edición simultánea de tres libros de poesía has puesto en marcha la editorial Luces de Gálibo. ¿Qué pretendes con este proyecto?

Ferran Fernández.–  Bueno, en realidad han sido cinco los libros que han salido a la vez y que han supuesto la aparición en las librerías de Luces de Gálibo. Efectivamente, de la colección de poesía han sido tres, pero la editorial no se va a limitar a publicar únicamente poesía, aunque ésta tenga una gran presencia en el catálogo, ya que de la docena de libros que tenemos previsto publicar al año ocho serán poemarios. Dicho esto, a nivel personal, me gustaría dedicarme algún día, de forma exclusiva, al mundo editorial y poder vivir —modestamente, no pido más— de esa actividad. El gobierno está dispuesto a echarme un cable atrasando la edad de jubilación...
A.– ¿Qué nuevos títulos tienes en preparación?

F. F.– Están en imprenta tres nuevos títulos de poesía: Homenaje a Chester Kallman, del chileno Cristián Gómez Olivares; Tablas de carnicero, de la riojana Nuria Ruiz de Viñaspre, y El espanto, modo de empleo, del malagueño Sergio R. Franco. Son tres poemarios muy diferentes entre sí, como ya ocurrió con los tres inaugurales, todos de un gran nivel, en mi opinión. En mayo saldrá la compilación que yo mismo estoy preparando sobre poesía y prostitución, que he titulado Puta poesía, y en la que participan unos 80 poetas, incluidos algunos latinoamericanos, y cuyos beneficios irán a parar al colectivo Hetaira, de Madrid, que lucha por los derechos de las y los trabajadores del sexo, tan estigmatizados. En septiembre, espero tener lista la primera edición bilingüe de la colección, un libro del gran revolucionario Victor Serge, muerto en 1947, que también escribió poesía.
A.– En la publicidad de la editorial que utilizas aparece el lema “algo más que una nueva colección de poesía”. ¿Qué intentas transmitir con ese lema?

F. F.– La verdad es que se trata simplemente de un reclamo, aunque creo que no engaña. Intento hacer unos libros que sean buenos y bellos en contenido y forma, no regateando en el papel y esforzándome en el diseño... Otra nota distintiva es que el uno por ciento de los beneficios de la venta de los libros lo dono a una ONG, Acción en Red, en el caso de la colección de poesía. No es mucho, ciertamente, pero si se les ocurriera hacer lo mismo a Planeta, Random House Mondadori, Santillana...
A.– La actual “Era Digital”, ¿puede aportar algo nuevo y diferente a la poesía?

F. F.– No sé si muy nuevo y diferente. Pero lo que sí facilita y mucho es la difusión. Las revistas y los blogs digitales son una poderosa herramienta para ello. Nadie que escriba algo que valga la pena se podrá quejar de que no tiene quien se lo publique. (El problema puede ser el contrario, el exceso de naderías, pero eso ya ocurre en la edición tradicional...) Confío en que el libro de papel bien hecho siga siendo valorado como algo bueno y necesario por la gente lectora de poesía.



A.– Siempre tienes proyectos nuevos. ¿Cuáles son los que te rondan por la cabeza ahora? ¿Has metido las manos en harina en alguno de ellos?

F. F.– Ahora mi cabeza sólo da vueltas en torno a los libros. Y no a lo míos, precisamente. Tengo tres o cuatro reclamándome el cierre. También me protestan los poemas visuales y los videopoemas, para que les dé cuerpo y los libere de los cuadernos de notas. Pero la tarea principal ahora es sacar adelante Luces de Gálibo, de lo contrario me veo encerrado unos cuantos años realizando un tesis doctoral para llegar a tiempo a jubilarme como profesor doctor en la Universidad.

martes, 9 de marzo de 2010

Entrevista al músico y escritor Sebastián Mondéjar

Sebastián Mondéjar es músico y escritor, entre otras cosas. Nació en Murcia el 4 de febrero de 1956. Ha publicado cuatro libros de poesía: Un camino en el aire (Editora Regional de Murcia, 1994); El jardín errante (Editora Regional de Murcia, 1999), galardonado con el XIII Premio Internacional de Poesía Antonio Oliver Belmás; Coplas de arena (Emboscal Editorial, 2002), en edición no venal manufacturada artesanalmente, y La herencia invisible (Calambur Editorial, 2008), que recibió el accésit del Primer Premio Internacional de Poesía Los Odres.
 
Alteridad.– Tenemos entendido que últimamente andas imbuido en la traducción de los sonetos de Shakespeare, ¿qué pretendes con este proyecto, habiendo ya tantas traducciones de actualidad?
Sebastián Mondéjar.–  Una cosa es lo que se pretende y otra lo que se consigue. Ni siquiera yo tengo claras mis pretensiones; pero te puedo asegurar que lo que estoy consiguiendo, lo que he conseguido en cada una de las horas que le he dedicado a los sonetos, supone ya una recompensa de un valor incalculable. Incalculable por inmaterial. Traducir a Shakespeare me ha enriquecido espiritualmente como escritor y como persona. No cambiaría ese bagaje por nada. Para mí no pasa de ser un reto, un capricho, un ejercicio personal, una forma de medir mis propias fuerzas…, llámalo como quieras; pero, sin duda, se ha convertido en una de las aventuras literarias más importantes de mi vida. Aunque en el fondo se trata simplemente de procurar cuajar con rigor y honestidad una versión más, la mía propia, de los sonetos de Shakespeare. No tengo otra ambición y nadie me paga por ello. Para mí, como te he dicho, la recompensa es otra y ya la estoy disfrutando. Si algún día la culmino y se publica y gusta realmente, lo consideraré como una propina.
A.– ¿Por qué sostienes que traducir poemas es un acto de recreación?
S. M.–  En el hecho de hablar o de escribir entran muchos factores en juego. Y el lenguaje es muy elástico. Si en un mismo idioma podemos expresar las mismas cosas de muchas maneras distintas, más claras, más oscuras, más rebuscadas, más sencillas, etcétera…, cuando se trata de traducir, de trasladar un texto de un idioma a otro, las diferencias se multiplican en todos los ámbitos del lenguaje: la gramática, la fonética, la sintaxis… El reto consiste en decir eso que se puede decir de muchas formas del mejor modo posible e intentando ser fiel al espíritu original. Esa fidelidad al espíritu no impide ser infiel a la materia. Esa traición es del todo inevitable. El resultado será siempre una materia distinta, pero lo importante es que el espíritu y el mensaje prevalezcan. José Antonio Martínez Muñoz dio en el clavo cuando dijo que la traducción de los Sonetos constituye ya un género literario en sí misma. Como bien afirmas, son muchas las traducciones que se han hecho últimamente, pero por suerte no existe una igual a otra. Yo no pretendo hacer, ni mucho menos, una versión definitiva. A Shakespeare, como a todos los grandes, hay que revisarlo y revisitarlo periódicamente. Yo, sencillamente, pretendo hacer una versión que se lea bien en español, que parezca escrita en español, procurando ser fiel tanto a la música como al espíritu del modo más literalmente posible. Todo eso, en conjunto, es lo que para mí significa recrear. Traducir sólo literalmente no es recrear. Al traducir, cambiamos, quitamos, ponemos, buscamos, descartamos, ajustamos… Eso es recreación. Y, en este caso, aún mayor, porque está hecha desde un idioma muy distinto del original. Traducir de idiomas próximos etimológicamente es más sencillo, más natural; la recreación existe, pero, por decirlo de algún modo, se da en menor medida, porque hay más elementos comunes.
A.– ¿Por qué dices que los haikús –tan de moda– son “casi la nada”?
S. M.–  Sin duda lo dije porque son la mínima expresión de lo que pasa, casi como si el poeta no estuviera allí. En Occidente le damos más importancia a lo que nos pasa que a lo que, sencillamente, pasa. No sólo utilizamos mal el silencio, sino que lo desaprovechamos. La verdad y la elocuencia no necesitan de demasiadas palabras. Por decirlo de una manera gráfica, los poetas japoneses van siempre con el freno de mano puesto, ateniéndose rigurosamente a los límites que su propia inspiración les impone. Conciben la poesía únicamente como manifestación fugaz o repentina de una exaltación íntima, por eso en la poesía japonesa no encontramos extensos poemas épicos, didácticos o dramáticos.
A.– ¿ Tienes nuevos títulos en preparación?
S. M.–  Sí, bueno…, en realidad tengo mucho material inédito reunido bajo títulos diversos: Las islas pensativas, Un1versos, Retoques de prensa, Desórdenes de carpeta… Y desde hace años tengo pendiente otro proyecto: hacer una recopilación más extensa de mis Coplas de arena.
A.– Eres una persona con muchos registros: músico, escritor, juguetón con el lenguaje periodístico, artesano, poeta… multicreador, en suma. ¿Qué es y supone para ti cualquier acto creativo?
S. M.–  Antes que nada, una liberación y una vía de conocimiento; y, a partir de ahí, una forma de compartir los sentimientos y las emociones desde nuestro yo más íntimo.
A.– Siempre tienes proyectos nuevos. ¿Cuáles son los que te rondan por la cabeza ahora? ¿Has metido las manos en harina en alguno de ellos?
S. M.–  Aparte de los proyectos literarios que ya te he comentado, tengo muchos proyectos musicales, algunos de ellos relacionados también con la poesía. Como sabes, soy músico de jazz. Ahora estoy preparando un trabajo estrictamente personal, con temas míos, y llevo en marcha diferentes proyectos compartidos, todos ellos sumamente interesantes. En este momento destacaría el trabajo que estoy desarrollando junto al guitarrista Miguel Ángel Monda y la ilustración musical de la película muda El negro que tenía el alma blanca (1926), de Benito Perojo.

Sebastián Mondéjar dice de sí mismo: no me gustan las etiquetas, y mucho menos aplicármelas a mí mismo, pero haré un ejercicio simbólico-comparativo. Una cosa es lo que somos, otra lo que nos gustaría ser y otra muy distinta cómo piensan los demás que somos; por ejemplo, si yo fuera otro tipo de animal, me gustaría ser un halcón peregrino; a los ojos de los demás podría ser un caballo; pero lo más probable es que en realidad fuera un perro.

martes, 2 de marzo de 2010

Entrevista a Raquel Bullón Acebes, psicóloga, escritora y poeta


  Alteridad.- ¿Qué factores o circunstancias te llevaron a introducirte en la creación literaria?

 Raquel Bullón.- Siempre he creído que esta sensibilidad se la debo a mis profesores de Literatura y de Filosofía del instituto. Hoy en día no recuerdo muchos de los conocimientos que aprendí en aquel entonces, pero se despertó en mí una inquietud que me acompaña y me acompañará, y sin la que ahora no me entendería a mí misma.
Una vez que te aborda esa curiosidad ya no puedes parar. Empiezas leyendo, investigando, y acabas creando por  pura necesidad de expresión. Es más fácil y menos comprometido expresar lo que uno es o siente bajo el nombre de “literatura” que bajo su propio nombre.

   A.- ¿Cómo llegaste a descubrir la poesía visual y a practicarla?

  R. B.- Descubrí la poesía visual gracias también a mi profesor de Literatura. Nos habló de la exposición “Artefactos”, de Nicanor Parra, que en aquel momento se encontraba en la Fundación Telefónica. Yo tenía diecisiete años, fui a verla y me sorprendió. Después la olvidé, me entretuve escribiendo cuentos y poemas, y unos años después volví a acordarme de ella. Empecé a investigar y a leer sobre el tema y me fascinó de tal forma que desde hace unos tres años creo poemas visuales. Confieso que actualmente vivo enganchado a ella, casi que la respiro.

 A.- La poesía visual, pese a que se ha ido generalizando, sigue siendo un concepto un tanto abstracto e impreciso, ¿qué entiendes tú exactamente por poesía visual?

  R. B.- Mi concepto de poesía visual es bastante amplio. No responde a una definición académica sino a una mera subjetividad. Mi formación no  tiene ninguna relación  con  la Filología o la Crítica Literaria, lo que sé de este campo lo he aprendido de manera autodidacta e inspirada  por mis impresiones y vivencias personales.
Para mí, la poesía visual es poesía en 3D, poesía que abandona la dimensionalidad del papel  y abraza otras vías de expresión para multiplicar su potencial semántico. Eso conlleva que la poesía se perciba y se reciba también de una forma distinta. Para mí, poesía visual acoge desde los poemas de Brossa, los poemas objetos de Antonio Gómez, la fotografía de Chema Madoz, los collages, la ciberpoesía o las performances, hasta el proyecto del artista urbano SpY  que lleva la poesía visual a la calle.

Guerra Santa

  A.- ¿Qué influencias consideras que te han formado como poeta visual?

         A parte de los autores que ya te he mencionado y de la larga lista de poetas e iniciativas que me he ido encontrando al investigar sobre este género, me ha influido y sensibilizado en gran medida el trabajo y el discurso  de Valcárcel Medina, tan humilde como ingenioso y crítico.
Y desde luego,  me han influido autores de otras manifestaciones; aquí destaco a escritores como García Montero o Galeano. Me llama la atención el arte que habla de la realidad sobre la que piso, los lugares comunes, las historias mínimas, -ya sea plasmada en la música, el cine, la pintura, o el desarrollado fuera de los circuitos académicos-.

  A.- ¿Cómo empezaste a crear poemas visuales?

  R. B.- Comencé como los niños pequeños, dibujando con el programa Paint de Microsoft. Unía dibujos sencillos con texto. He empezado a usar otros programas más específicos de pintura,  pero todavía sigo haciendo ese tipo de ilustraciones.

 A.- ¿Con qué técnicas y formatos trabajas?

 R. B.- Mis técnicas son muy sencillas. Me gustaría que mis conocimientos al respecto fueran más amplios para poder experimentar más y mejor, pero de momento mis herramientas de trabajo son mi tableta digital, mi cámara de fotos, tijeras y pegamento. Disfruto con los collages al uso tradicional, con los pequeños poemas objetos, y con el dibujo.

  A.- ¿Qué significa para ti poder realizar poemas visuales?

 R. B.- Sobrevivir. Enfocar la realidad desde otras aristas más amables. Es poder cambiar lo que ves a tu capricho, es diversión, emoción y, por supuesto, ironía y crítica.

  A.- ¿Es la poesía visual una nueva y diferente forma de comunicación -en sentido amplio- es esta llamada “Nueva Era Digital”?

  R. B.- Sin lugar a dudas, está unida al momento en que vivimos, donde lo visual es el mayor reclamo. Las nuevas tecnologías ofrecen una gran cantidad de oportunidades para fusionar la poesía con el vídeo, la música, los sonidos, el movimiento, la imagen. Pero no creo que sea una nueva o diferente forma de comunicación porque ya lleva realizándose desde antes del siglo pasado. Lo que pasa que las posibilidades que tenemos ahora están facilitando que la poesía visual se dé en otros formatos y se avance hacia una experimentación más profunda. Quizás lo que estamos viviendo en esta “Nueva Era Digital” son los últimos coletazos vanguardistas de la poesía.

  A.- Nos consta que tienes en preparación un libro, ¿de qué trata?

  R. B.- El libro se puede enmarcar entre la literatura hiperbreve y la poesía visual. Es un conjunto de microrrelatos donde se juega con el contenido y con la forma de las palabras.
Los microrrelatos son independientes y de hecho no están encuadernados ni tienen un orden fijo, aunque están enlazados por un hilo común que es el que da el título, “Entre cartones”. Los cartones le quitan el frío de la calle a muchas personas y entre esos cartones ocurren pequeñas historias a diario;  y de pequeñas historias es de lo que está lleno el libro.

          Raquel Bullón Acebes es madrileña de pensamiento, palabra, obra y misión. Licenciada en Psicología y diplomada en Educación social, pierde (y gana) su tiempo libre entre la poesía, la fotografía y los microrrelatos. Recientemente ha comenzado a participar en revistas digitales de poesía visual como Poe+ y Alteridad, y en la última edición de la revista ensamblada Grisú. Próximamente se pondrá a la venta su primer libro, "Entre cartones", donde aúna el género de los microrrelatos con la poesía visual. Ganadora del I Certamen Internacional de Literatura Hiperbreve “El Rioja y los 5 Sentidos”, echa de menos a su madre, a quien dedica todo lo que en la vida haga bien.

viernes, 26 de febrero de 2010

Entrevista a Gabriel Impaglione, Director de la revista poética ISLA NEGRA


"Isla Negra alienta la subversión inherente a lo poético"


- Alteridad.- ISLA NEGRA se ha convertido en un referente imprescindible para la poesía editada digitalmente a nivel internacional, ¿qué pretende exactamente ese proyecto?

 - El objetivo primario de la revista “Isla Negra” es convertirse en una herramienta simple y eficaz para difundir la poesía. Por eso continúa a distribuirse en programa word (fácil acceso para todos y simple manejo para copiar, redifundir los contenidos). Luego vienen los complementos que le dan cuerpo, dimensiones, nuevas habilidades.
En este caso también se persigue la unidad que avecine y espeje o interprete la poesía que se está escribiendo en la actualidad en el mundo de habla hispana, principalmente. Que sirva para entender en dónde estamos parados y cuales pueden ser los rumbos de la poesía desde esta perspectiva.
Por eso su característica principal es la publicación de un amplio abanico, heterogéneo, de los poetas contemporáneos de todos los paises.
Creo que acercamos bastante la mirada en este sentido. Y más allá de cualquier ausencia aleatoria, vista en su generalidad, ofrece realmente un panorama amplio de Nuestro Hoy y Aquí en la Poesía.
Luego se suman los clásicos. Los maestros de la poesía, y entonces el resultado es un golpe de lámpara por la historia y la actualidad poética. No está mal. Sirve de disparador para que, cuando se lee un autor y se aprecia su obra, se estimula la búsqueda de información, el acceso al libro, en fin... creo que no está alejado este principio del que muchas publicaciones electrónicas se han establecido.
También -y hé aquí un punto interesante- Isla Negra sí se cuenta entre las pocas publicaciones que ponen un acento importante en la poesía social. Una temática que no es menor aunque ya poco se hable de ella. Y que tiene una larga, enriquecedora y sustancial historia.
Desde esta dimensión, entonces, Isla Negra también promueve la profundización del compromiso poético en todos sus órdenes. Alienta la subversión inherente a lo poético. Se abre a la expresión poética para conocer que sucede hoy y aquí en nuestros pueblos.
Aunque todo poeta se alza contra lo establecido, así lo establecido, sea la soledad, la angustia, el intenso frío que azota nuestras sociedades individualistas, aún se puede mucho más, se puede incluso disparar un big -bang que genere la idea que posibilite el cambio de un mundo que a pocos convence y que las mayorías padecen.

-  Alteridad.-  ¿Quiénes formáis parte de ISLA NEGRA?

 - En principio quien esto escribe. Por extensión, pues son muchísimos amigos que colaboran aportando obras de otros poetas y cientos de autores que envían sus trabajos, digo que somos todos, que Isla Negra es un espacio común de interacción generado por todos.
Yo sólo pongo la mesa, cocino y después lavo los platos.
Mi mujer, Giovanna Mulas, escritora italiana, se encarga de la coordinación de la version en italiano (Isola Nera) y la versión en lengua sarda (Isola Niedda) pero que aparecen de manera autónoma, aunque cruzamos, vía traducciones, algunos materiales continuamente.
De esta manera se da otra interacción que aporta mayor difusión a autores italianos en latinoamérica y autores latinoamericanos en Italia.

 -  Alteridad.- ¿Qué criterios usáis para seleccionar los poemas a incluir en cada número?

- Hay un criterio de calidad poética dificil de establecer pero sencillo de entender desde la lógica (bajo presión) de un editor de poesía. Prima el gusto personal, pero hay una obligación de hacer bien ancho ese gusto personal para que no termine el trabajo siendo un compendio elitista.
El poema debe estar bien escrito, debe llegar, emocionar, debe decir algo, debe dejarnos pensando, recreando imágenes e historias.
A veces hay poesías “a mitad de camino”, pero llevan un mensaje, hay vida en ellas, algo que se dice de otra forma, que refleja una labor interior, un ejercicio de la escritura, un oficio incluso, esas poesías son también una bisagra que aporta mucho en el invisible hilo conductor de cada revista, que a veces aparece caprichosamente, que a veces nos cuenta otra cosa a medida que va alargándose hacia el final de la publicación.
Cuando digo “bajo presión” se debe a que Isla Negra recibe una gran cantidad de colaboraciones de excelente nivel poético y cuesta hacer el trabajo de selección para cada número.
Cuando se desarrolla a lo largo de sus páginas una temática conductora de tipo social, la poesía de temáticas menos complejas para el trabajo de digestión, por decirlo así, de parte del lector, la paisajística por dar un ejemplo no muy felíz, dan mucho de sí para hacer una pausa en el ritmo, distraer las tensiones, recargar de espacios al lector.

 - Alteridad.- Desde que apareció vuestra revista, es probable que haya pasado por diferentes etapas, ¿podrías señalar las más significativas?

 - Más que etapas muy definidas hay un constante crecimiento. Una marcha ininterrumpida.
Comenzó por ofrecer los textos de lectura de un programa de radio que hice en 2004. Así nació, por la demanda de la audiencia de obtener esas poesías y cuentos breves que se leían en el espacio de medianoche. Textos por otra parte que no es común verlos en las librerías o en los estantes de las bibliotecas. Semana a semana la cantidad de suscriptores crecía abiertamente y comenzó a incluir más textos y colaboraciones y se convirtió en una revista digital.
La revista tuvo en su primera etapa entonces una tarea complementaria a un programa radial.
Con pocas páginas (10-15) y reducida a territorio bonaerense, aunque muchos amigos del exterior la recibían entonces.
Podría identificarse una segunda etapa, cuando creció lo suficiente para echar alas e independizarse, en el 2005, allí aumentó al doble de páginas y comenzó a circular a nivel nacional e internacional.(ya no existía el programa radial). También este año sale en otras lenguas.
Comienza las versiones en italiano y en sardo que te comentaba antes, y la versión en portugués que durante un año editamos junto a la profesora Amelia Pais, de Portugal.
En el 2007 sumó un blog complementario,  http://isla_negra.zoomblog.com, para cumplir con la difusión de los materiales poéticos que por una cuestión física es imposible publicarlos en la revista. El blog también sufrió crecimientos a tal punto que incluye tantas otras temáticas y llega a más de 150 mil páginas leidas al mes, lo que hace que tengamos otro espacio de interacción abierto y en constante desarrollo.
A esta altura del 2010 se encuentra asentada, madura, pero no realizada. La realización sería admitir que se ha llegado a alguna parte y ya se puede descansar un poquito, y en realidad nada de esto ocurre. Como la poesía misma, Isla Negra es un camino que se hace al andar... caminante no hay camino...

 - Alteridad.- ¿Cómo llegaste a descubrir la poesía y a practicarla?¿Qué influencias consideras que te han formado como poeta?

 - Nada de nuevo de tanto de lo que se ha escuchado en este sentido. Comenzó muy temprano en mi casa, en casa de mis abuelos, la lectura estimulada siempre. Y antes de dormir siempre el libro que venía a mis manos. Historias, aventuras, Poesía.
No me resultó extraño luego al comenzar la adolescencia encontrarme por las noches escribiendo en un cuadernito.
Y !qué poeta me sentía entonces! Lleno de palabras, verdades, profundidades que ni siquiera conocía pero podía describir apenas con un lápiz.
Si bien leía todo lo que tenía a mano, no fueron en realidad aquellos poetas quienes me influenciaron. Cuando comencé a entender lo que me rodeaba, fue la poesía quien me lo había explicado antes.
La extrema pobreza de los chicos con los que jugaba al futbol en el barrio ya la había sabido con Elvio Romero. Por citar un ejemplo. !Y esas imágenes en mí comenzaron a despertar tantas preguntas!
También fueron esos años 70 un aire propicio. De las mismas canciones que cantábamos se desprendía lo poético. Fue una sociedad, la Argentina de entonces, profundamente culta, dinámica, llena de libros. Todo el mundo leyendo el periódico en el tren a la mañana. Pasaban los vendedores de libros casa por casa y vendían en cuotas. Y te encontrabas con colecciones de narrativa, de poesía, a precios bajísimos, tan bajos, que todo ese caudal de misterios y esencias necesarias quedaba allí, al alcance de la mano.
Comprar un libro era algo tan natural.
Los suplementos de los diarios traían páginas enteras de poesía, cuentos, comentarios y críticas.
También las editoriales hacían colecciones económicas, populares, al alcance de todos. Y en mi familia bien proletaria nunca fue tan complejo comprar un libro.
Con mis primeros trabajos me gastaba todo en librerías y disquerías. Es una costumbre que aún conservo.
Se trataba de viajar a Buenos Aires y caminar por Avenida de Mayo, por Lavalle, por Corrientes, y allí estaban, una al lado de la otra, inmensas librerías donde se podía estar todo un día sin darse cuenta.(algunas quedan).
Y las mesas y estanterías de poesía llenas de titulos, de autores impresionantes! Parece un relato fantástico.
Si existía en mí esta locura, regada con buenas aguas por mi familia, prendió fuerte también porque hubo un contexto que la apoyó incluso fuera de mi casa. Quien no tuviera ese incentivo doméstico lo encontraba afuera, sin duda.
Y después llegó la dictadura militar. Y en vez de libros: la hoguera.
Y después llegó Poesía a jugar a las escondidas en mi vida. Creo que a medida que la madurez me fue ganando las urgencias la Poesía encontró más espacio para respirar. Pero esto es otra historia.
Creo que más alla de la formación que ofrece la lectura, particularmente en el poeta es el mundo, sus alegrías y tragedias, lo cotidiano y su naturaleza lo que hacen el verdadero trabajo de formación. Es una “sensibilidad” que se canaliza a través de esta herramienta para sobrevivirnos.
Y es el amor, sobre todo, el que contiene y da sentidos.
Y así la poesía adquiere desde la raíz la dimensión universal que es el hombre en su sentido más amplio.
Es todo aquello que siento quiero y debo decir. Y también es una herramienta, la más bella herramienta, para transformar la sociedad. Hacia ese objetivo superior debe encaminarse el oficio del poeta.

 - Alteridad.- ¿Con qué técnicas y formatos trabajas?

 - Libremente. Ya la libertad en la poesía pareciera un muro inmenso que cada hora nos pide el desafío de salvar y quedar vivos.
Sostengo que todas las formas y estructuras preestablecidas en la poesía son rejas que imponen cánones inútiles. Sobre todo para los tiempos que corren.
Lamento que haya formas tan estrictas como el haikú, por ejemplo. Aunque los poetas han sabido quebrar las dictaduras de sus formas – no sin tantas polémicas-.
La respiración debe soltarse con fluidez, en ella va el mundo (interior y exterior) del poeta y no debe anudarse jamás. Entonces la Poiesis. Palabrita fabulosa. Esa tonalidad en ese justo instante de la creación, ese gusto que queda en la boca, el rostro familiar de quien jamás vimos ni en fotos, una cierta presencia en sustancia plena y original que no se repite, que nunca se repite y que llega en ese manojo de versos desde lo profundo de un tiempo cuya dimensión nos excede y también nos da pertinencia y nos pertenece.
Ya tenemos tantos precipicios que afrontar, noches cerradas, aguaceros de fuego, hambres y heridas que se abren paso en la carne sin respiro.
¿Cómo llega la poesía en mí? Viene la metáfora, establece sus alianzas secretas, corre, se esconde en otra metáfora, salta de una palabra a otra y se confunde, se suma a sí misma y se sintetiza, se juntan en racimo y apenas se sugieren en una palabra, en un verso impensado.
Y todo eso, finalmente, lo escrito, apenas es lo que pudimos salvar del naufragio con el apuro del lápiz.
Sigo escribiendo a mano, manuscritos que luego paso pacientemente y sigo trabajando. A puro martillo y cincel lo que era ya no es, mutó, se perfiló hacia otro ángulo, profundizo la idea original, el sentido, la esencia de la que siempre ha estado hecha.
No hay manual que pueda explicar el acto creativo. De nada le serviría a los japoneses una larga entrevista con los cien poetas que ocupan el privilegiado sitial de la maestría poética. Podrán leer miles de arts poéticas, analizar a fondo cada verso, cada vocal invisible, marcarle acentos a los ritmos, contar palabras, hacer estadísticas, numerar los diptongos.
Será inútil.
¿No es maravilloso?


Sobre el origen y la poética:


Origen


No he partido de severos bronces de papel
ni clandestinas lecturas bajo titubeante lámpara,
esa complicidad de lentas voces
que derrama sus bordes en el canto de los grillos.

No fue en el recodo de un verso que
de la mano me llevó por su fuego urgente. No supo de mí
yo no la supe sino hasta que una hora exacta
rayo a mis espaldas    desatada bestia o canto de pinos
me enseñó a nombrarla.

Fue grito o lluvia que escondía sus pianos en otro cielo
algún país donde no cabía tanto mar o río desangrando
una palabra rota que me ocupó las manos
hasta hacerse barco o pájaro, otra mano en la ronda.

Hasta que disparé mi primera pregunta y vi
recién entonces
la agitación del silencio caido en medio de la noche
herido como yo, temblando
en el filo de una interrogación infinita.



Agregado.

- Un agregado, y es que, como ya tú sabes, estamos a pocos semanas del IV Festival de Poesía “Palabra en el mundo”, lectura casi simultánea de poesía “En todas partes” a realizarse entre el 20 y 25 de mayo próximos, que permite no sólo a los poetas, también a los artistas en general, a docentes, conductores de radio, periodistas, lectores, etc, de participar formando parte en su pueblo o ciudad.
Es una manifestación inédita, plural, libre, en donde todos somos artífices y responsables.
A través de tu excelente página invitamos a todos los lectores a sumarse, organizando desde una pequeña reunión casera entre vecinos hasta un recital multitudinario en un estadio, todo suma, plazas y bares, las bibliotecas y los supermercados, teatros y centros culturales, los atrios de iglesias, paseos públicos, las vidrieras comerciales, programas de radio y tv, las páginas de los diarios.

Poeta y periodista argentino. (Morón, provincia de Buenos Aires, 15 de enero de 1958.)
Reside en Lanusei, Sardegna.