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miércoles, 18 de agosto de 2010

ENTREVISTA A JAVIER OCAÑA GALLEGO (J. SEAFREE)

Puntos cardinales II
 J. Seafree, es poeta y poeta visual, esclavo de sus pasiones, admira el arte, venera la música; pseudónimo de Javier Ocaña Gallego, pretende ser solamente un hombre libre, en zapatos y en zapatillas.



ENTREVISTA A JAVIER OCAÑA GALLEGO 
(J. SEAFREE)

Alteridad.– Tenemos entendido que últimamente andas imbuido en la edición de “DOS POEMAS Y UN CAFÉ”, ¿qué pretendes con este proyecto?

Javier Ocaña Gallego (J. Seafree).–  Sí, se trata de un sencillo trabajo editorial: DOS POEMAS Y UN CAFÉ es un díptico de comunicación y de creación fundamentalmente poético. En realidad, los antecedentes están en diversos dípticos que publiqué durante el año 2004; en aquéllos aparecían solamente versos y visuales propios. Ahora, digamos que pretendo una humilde tarea editorial, al dar a conocer creaciones de otros autores. Se distribuyen por correo postal, un medio muy “natural” años atrás. Desde hace varios años, siempre me inquietó la idea de elaborar un díptico para la poesía, y en este año finalmente me decidí a poner manos a la obra.
A.– ¿Cuándo y cómo empezaste con la poesía visual?

J. O. G.–  Mis primeros trabajos en la poesía visual son del año 1991. Las primeras composiciones partían de poemas discursivos acompañados de  una creación plástica, mezclándose versos e imágenes, alternándose, confundiéndose, fluyendo unos y otros. A mí, entonces, me gustaba denominarlos  poemas ilustrados. Pronto fuí conociendo exposiciones, autores, la historia de la experimentación en nuestro país y en otros lugares, y el interés por seguir en ese campo se acrecentó intensamente. Aquel mismo año, me invitaron a formar parte de un grupo de artistas en Madrid, la asociación cultural LA TERTULIA DE MADRID, y preparamos y realizamos una primera exposición colectiva. Supuso un primer paso de cara a la divulgación de aquello que uno realizaba, como la poesía y otros escritos, en soledad. Aquel grupo lo formaban algunos pintores, músicos y un servidor se ocupaba de los temas literarios.
A.–  Has impulsado y participado en multitud de proyectos ¿puedes enumerar los principales y hacer un balance de tan dilatada trayectoria?

J. O. G.–  En principio, me quedaría con dos: la aventura de las ediciones “Alabastro”, entre los años 1993 y 1998; el grupo comenzó con otro nombre, pero lo que publicábamos se llamaba así. En medio de aquella singladura, unificamos el nombre del grupo con la publicación. Comenzamos editando trípticos que en seguida se convirtieron en cuadernos. Siempre la poesía como protagonista. Las páginas de los versos iban acompañados de dibujos; también había colaboraciones de poemas visuales y pequeños artículos; presentábamos los números en veladas con bastante asistencia de público, la mayoría de las ocasiones en el conocido CAFÉ MANUELA, de Madrid; hicimos también algunas acciones poéticas, una exposición colectiva en 1996 y asistimos en dos años a los encuentros de editores independientes de Punta Umbría; Yolanda Pérez Herreras  -editora después de EXPERIMENTA-, poeta, poeta visual y performer, y el magnífico dibujante Ribota, formaban ALABASTRO conmigo durante los últimos años. El grupo tuvo diversas formaciones y entraron y salieron otros compañeros y compañeras. Yolanda y yo estuvimos desde el principio hasta el final.
Otra aventura interesante para mí fue la edición de LA NUEVA POESÍA ELÉCTRICA; la idea original fue de un joven con mucho talento y excelente verbo: TONY MALAGRIDA; el primer número de aquella revista (del año 1992) lo coeditamos entre él, CARLOS VALLE DE LOBOS y yo. Eran páginas con bastante intención crítica hacia muchos aspectos, contenidos surrealistas y dadaístas principalmente. Los otros tres números de la publicación (en años sucesivos) los edité en solitario. Los contenidos respiraban ese aliento subversivo, renovador, colaboraron varios autores (poetas y dibujantes sobre todo) aunque la idea original se matizó, perdió la clarividencia y la pasión del primer número, hacia una edición algo más cuidada, interesante en algunos contenidos, pero la aventura tuvo su final en el número 4 de 1995.
Ha habido otros asuntos, ediciones, exposiciones, colaboraciones,… pero esos dos citados son de alguna manera, primordiales en la ilusión y el aprendizaje que supusieron aquellos años. Fueron además, años importantes, sobre todo por la comunicación con muchos autores de tantas geografías, tendencias, campos de actividad y creación, y el intercambio de trabajos, ediciones, etc.

A.– ¿ Tienes nuevos proyectos en preparación?

J. O. G.–   Al margen de seguir mes a mes con DOS POEMAS Y UN CAFÉ; disfruto escribiendo en algunas webs de poesía visual, de creación poética, literaria. Y hay en “la maleta” un buen puñado de páginas de poemas que pudieran ser más de 1 y 2 libros, inéditos todavía. Quién sabe. En otro sentido, la ocupación por gestionar actividades y proyectos colectivos como ocurría en la década de los noventa, digamos que ahora no forma parte de mis prioridades. Seguir investigando, leyendo, descubriendo, y claro, el faro de la creación poética no se apaga nunca.
A.– Eres una persona con muchos registros: escritor, juguetón con el lenguaje poético, crítico, artesano, poeta… multicreador, en suma. ¿Qué es y qué supone para ti cualquier acto creativo?

J. O. G.–  Bueno, no estoy del todo de acuerdo con ese planteamiento de “muchos registros”: en realidad, todo tiene su raíz en la escritura, esencialmente, en la poesía; los trabajos experimentales (poesía visual, poemas objeto, lecturacciones, acciones poéticas,…), los artículos sobre arte, artistas, exposiciones, sobre libros, poetas, etc., todo tiene su origen en la escritura: ésta sería el uniforme o traje principal y el resto son complementos, más o menos, extensos, apasionantes, diversos.
El acto creativo: es una forma de trabajo liberador, responde a la necesidad de expresar, al anhelo de manifestar emociones, ideas, dudas. Independientemente del contexto en el que se desarrolle (disciplina escogida, límites temporales y espaciales, herramientas opcionales  -página, internet, exposición, edición, obra plástica, público, etc. - ) siempre he tenido la sensación de que aquello que realizo parte de dos premisas principales: el estudio y la comunicación, en otra época lo describía como la lucha y el abrazo; de un lado, la reflexión, la crítica, las posibilidades y alternativas, de otro, la necesidad de compartir para ofrecer y para escuchar y aprender. En definitivo, el acto creativo quiere ser casi siempre un gesto en búsqueda de la libertad. Uno escribe para sentirse bien, para ser libre, para ser feliz.
A.– Sabemos que también andas metido en la creación de poemas-objeto. ¿Cuáles son los que te rondan por la cabeza ahora? ¿Qué tienen de particular este tipo de creaciones?

J. O. G.–  Ciertamente la tarea de los objetos poéticos o poemas-objeto responde a un impulso añadido en las fases del propio desarrollo creativo, del aprendizaje  -que acabo de nombrar-, del conocimiento, porque éste es uno de los principales sentidos en la vida.  Llevar a cabo poemas-objetos es un paso más en ese caminar libre, en esa búsqueda de nuevas sendas. Lo cierto es que esta faceta tiene un impedimento importante:  el espacio. Las tres dimensiones determinan la posibilidad o no de desarrollar una intensa labor o no en este campo. La variedad de registros, opciones en este terreno es múltiple. De hecho, si se trabaja mucho puede uno llegar a no saber qué distancia hay entre el origen  -la escritura, el poema-  y el resultado final. Pero también es un campo liberador, como explicaba en la cuestión anterior. En definitiva, un poema-objeto debe guardar siempre el mensaje poético, desde el mecanismo que sea, o con los perfiles, códigos o matices posibles, porque si no es así, se trataría solamente de un objeto, es decir, de una escultura, y esto ya sería otra faceta o territorio plástico. De todos modos, el objeto más apreciado, probablemente, para un poeta, suele ser uno de sus propios libros, por todo lo que hay a “sus espaldas”. Un libro de fotografías de los poemas-objetos: ¿qué es? ¿un libro de poemas? ¿un objeto singular? ¿un libro de fotografías? o ¿un objeto poético en papel?.

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