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martes, 5 de abril de 2011

Entrevista a Javier Calvo, autor de Soumenlinna. Antonio Guerrero

Entrevista a Javier Calvo, autor de Soumenlinna.
                                                                                   (Por Antonio Guerrero)








Javier Calvo,  nacido en Barcelona en 1973, es un autor actual que me ha causado muy buena impresión. Desde que leí su libro: Soumenlinna he sentido una gran curiosidad por conocerlo. Por suerte, y a distancia, así ha sido.  Ha tenido la amabilidad de ilustrarme respondiendo a mis preguntas, hecho que le agradezco enormemente. 
 
Han dicho de él que pertenece a la conocida “Generación Nocilla o Afterpop”, pero eso es mejor que lo aclare él mismo. Es licenciado en periodismo por la Universidad Autónoma de Barcelona y ha cursado estudios de literatura comparada en la Universidad de Pompeu Fabra.   Ha escrito libros muy interesantes como:  Risas enlatadas (Literatura Mondadori, 2001), El dios reflectante (literatura Mondadori, 2003), Los ríos perdido de Londres  (Mondadori, 2005), Un mundo maravilloso (Mondadori, 2007) y Soumenlinna (Alpha Decay, 2010).  Sus libros traducidos al ingés, francés, alemán e italiano, muestran elementos del cine, de la televisión, de la novela inglesa, entre otros.  Ha demostrado que es posible la narración abierta  para desarrollar un lenguaje puro y personal.

- ¿Cómo es la vida de Javier Calvo? El día a día.
No es nada interesante, créeme. Trabajar mucho y cuidar de mi familia.
  
- ¿En qué momento surgió la literatura en tu vida y por qué?

Tampoco es una historia particularmente interesante. En mi adolescencia iba para artista visual, pero en algún momento la cosa se torció. La culpa la tuvieron ciertas lecturas: Lovecraft, Dennis Wheatley, Joan Perucho, Colin Wilson. Y un poco más adelante, Juan Benet.

- ¿Cuál es el significado de Generación Nocilla  o Afterpost desde la visión de Javier Calvo?

Me parece un ardid publicitario tramado por una serie de escritores en un momento de ostracismo o por lo menos de marginalidad editorial, y difundido originalmente por un par de periodistas. Como reacción a dicha marginalidad, esos escritores construyen su relato épico, donde España y sus instituciones literarias son el villano y la fuerza regeneradora es la narrativa posmoderna americana, en la lectura que hace de ella en aquella época Eloy Fernández, que es el mentor de la generación Afterpop. En su origen, si no me falla la memoria, el grupo lo componen Eloy Fernández, Vicente Luis Mora, Germán Sierra, Juan Francisco Ferré y Carrión. Luego esos cinco despliegan su "relato generacional", por así llamarlo, que engloba a muchos más autores. Todo esto ya le he escrito en otros lados, y no siempre se ha entendido correctamente. No es un ataque, es simplemente mi versión de la historia.



- ¿Podría hacer breve recorrido por lo más destacado de otros miembros de esa generación?

La mejor novela del grupo me parece Providence de Ferré, con diferencia. También me gusta mucho Ladrón de morfina de Mario Cuenca. El mejor escritor de relatos es Manuel Vilas, claramente. España y Aire nuestro son dos libros geniales, de una energía inexplicable. Las obras de Mercedes Cebrián y Julián Rodríguez son extraordinarias como corpus literarios excéntricos y brillantes en toda regla. El gran edificio ensayístico, por supuesto, es la obra de Eloy. La poesía la conozco menos, pero me encantan Elena Medel y varios libros de Mora.

-  La idea de límite, experimentación ¿son necesarias o superfluas en la literatura?

Todo buen escritor experimenta, desde la estética que sea, incluso desde el realismo. La verdadera experimentación es el desarrollo de un idioma propio, de una individualidad suprema. Es lo que caracteriza a los buenos escritores, en mi opinión. 

- ¿Qué justificación le da Javier Calvo a la posibilidad de hibridación de lenguajes?

No es algo que me interese demasiado ahora mismo, aunque en mis dos primeros libros usé sistemáticamente el sampleado de obras audiovisuales y otros recursos parecidos. Ahora mismo me considero inmerso en una tradición estrictamente literaria, la de la literatura oculta o no canónica. Pese a todo, en los dos últimos años estoy desarrollando una noción de liturgia literaria, que se acerca a lo que se conoce internacionalmente como "spoken word" o performance literaria.

-  Tras el inconformismo de la generación nocilla ante el exceso de simbolismo, ¿es posible un planteamiento ético del fenómeno literario? Es decir, ¿la implicación y acción social serían  buenos pilares de este fenómeno?

Personalmente, no creo que exista una literatura desprovista de ethos. Toda manifestación literaria tiene una ética, desde Manuel Vilas o Ferré hasta Rafael Chirbes o Belén Gopegui, por poner ejemplos supuestamente extremos. Toda obra relevante plantea (y resuelve) su propia implicación en el mundo. No hay ninguna "ética literaria" que me parezca mejor que otra.

-  Volviendo a lo concreto, Suomenlinna es una obra muy original. ¿Por qué pretendió Javier Calvo que la realidad fuese la metáfora de la historia y no al revés?

No creo en los relatos a los que se accede desde un manual de criptografía metafórica. No creo que la literatura se pueda "descodificar". El sentido del relato, en última instancia, siempre está oculto, en el sentido inglés de "occult", no de "hidden". De ahí la inversión. 

-  ¿De donde surgió la idea del libro y la del personaje principal?

Surgió principalmente de mi interés en el black metal noruego como sistema de creencias. Por un lado es un movimiento de vanguardia, en el sentido de que es un movimiento bárbaro, que destruye toda tradición pasada incluso la de la música metal. Por otro lado, su anticristianismo propugna un regreso a las raíces paganas de Escandinavia que resulta apasionante por varios motivos. Uno es la reinstauración del vínculo sagrado con el lugar, la patria, el bosque, etc, por oposición al cristianismo "foráneo" o impuesto. Por otro, porque permite crear una nueva mitología, una nueva estética híbrida (entre el vikingo y el zombi) y una nueva ética (el fuego como destructor de iglesias, el combate de sangre con los rivales, etc).

-  ¿Con qué personaje se siente Javier Calvo más identificado?

Con el autor, por supuesto. 

-  ¿Por qué tenía que ser allí, en Suomenlinna?

No tenía que ser exactamente allí, pero sí que el escenario tenía que reflejar el componente periférico y marginal de la cultura escandinava y del metal escandinavo. Oslo, el lugar de nacimiento del black metal, es completamente periférico respecto a todos los centros de creación musical (Londres, etc). Mirkka vive en un país (Finlandia) que a su vez es periférico dentro de Escandinavia, y en una isla suburbana que representa la periferia de Helsinki.

-  Al margen de todo esto, el libro de relatos en España ¿qué futuro tiene?  ¿Es posible una reivindicación de ese formato?

Por lo que yo sé, se publican muchos y se reivindica el formato continuamente. Hay incluso editoriales especializadas. 

-  ¿Qué medios de resistencia cuenta el libro de relatos ante los inevitables Sellers y libros digitales?

Sinceramente, no creo que el libro de relatos tenga que resistir ni defenderse de esos géneros ni formatos. El libro digital no es más que un soporte, y por tanto su aparición no es más que la irrupción de una tecnología más o menos cómoda o conveniente.  Cada libro tiene un público que es el suyo, y lo que menos importa es la cantidad de lectores. Importa que el libro llegue al lector que le corresponde naturalmente. 

-  ¿Cómo le gustaría a Javier Calvo que fuese el futuro más inmediato de la literatura Española?

No lo sé, no lo he pensado nunca. Me gusta como está, supongo.

Antonio Guerrero es Diplomado en Relaciones Laborales. (U.H.U.) y Estudiante de  Filosofía. UNED. Almería.  

lunes, 7 de marzo de 2011

Óscar Sotillos: Escritor, supongo, a veces poeta, a veces artista, a veces incluso canto en la ducha. Entrevista de Ester Astudillo

“Escritor, supongo, a veces poeta, a veces artista, a veces incluso canto en la ducha”

Por Ester Astudillo 
 
Óscar Sotillos (Barcelona 1973) es escritor y poeta visual. Tiene publicados los libros de relatos La fruta del tiempo y María Triste y el Cuentacuentos, y en abril de 2010 se hizo con el IV Premio de novela corta Encina de Plata (Cáceres) por La orilla de las palabras. Escribe en el blog 7 Voces desde el verano de 2008 y coordina el proyecto de poesía visual El Pixel en el Ojo (elpixelenelojo.blogspot.com) junto al poeta José G. Obrero.




Óscar Sotillos presentando La Fruta del Tiempo


Ester Astudillo.- ¿Cómo te definirías? ¿Poeta? ¿Poeta visual? ¿Escritor? ¿Artista?
Óscar Sotillos.- La etiqueta de poeta es muy lucida, pero no se ajusta del todo. Es lo que tienen las etiquetas. Escritor, supongo, a veces poeta, a veces artista, a veces incluso canto en la ducha.

E. A.- ¿Qué faceta pesa más en tu visión de ti mismo como creador y por qué?
O. S.- La de narrador por la inversión de tiempo y esfuerzos que le he dedicado a lo largo de mi vida.

E. A.- ¿Cómo empezaste con la poesía visual y cuándo? ¿Y cuándo a escribir? ¿Qué vino antes?
O. S.- Me acerqué a la poesía visual a partir de uno de los primeros Tallers Oberts del Raval de Barcelona. Corrían los noventa y los artistas del barrio abrían sus talleres por primera vez. Por entonces aquél era mi barrio y disfruté entrando y saliendo de las moradas donde artistas de todo tipo enseñaban sus secretos. Allí conocí otras formas de expresarse, formas que intuía como juegos pero que ni siquiera sabía que existían en un plano artístico. Entré en la red de arte por correo, y de ahí a la poesía visual antes de la era digital. Lo de escribir, en cambio, viene de antiguo, desde que tengo recuerdos me encantaba tejer historias. Mis padres me recuerdan elaborando verdaderos boletines de guerra mientras jugaba con los soldaditos y una vez que aprendí a escribir llevé al papel todas esas películas.

E. A.- ¿Destacarías alguno de los proyectos de tu andadura de ‘artista’? ¿Por qué?
O. S.- En poesía visual ha sido fundamental la creación del colectivo El pixel en el ojo (2006) junto a mi amigo y poeta José G. Obrero. Lo que empezó como un juego para intercambiar nuestras creaciones acabó convirtiéndose en un pequeño escaparate donde otros artistas han querido mirarse. La culminación del proyecto fue el año pasado, cuando recopilamos nuestro trabajo personal y lo ofrecimos a la organización de Cosmopoética. Fue aceptado y tuvimos una exposición en la Fundación Antonio Gala de Córdoba, un marco incomparable.

Como narrador ha habido varios hitos: el primer premio cuando era aún adolescente, el primer cuento publicado, el primer libro… y el premio de novela del año pasado de manos de Luis Mateo Díez. La llamada para comunicarme el fallo del jurado originó un verdadero terremoto de alegría.

E. A.- ¿Recuerdas cuál fue tu primer acto de ‘creación’ del que fuiste consciente? ¿A qué edad? ¿De qué se trataba?
O. S.- Un relato sobre la II Guerrra Mundial. Los protagonistas eran mis amigos de clase. Estamos hablando de 1º o 2º de EGB.

E. A.- ¿Tienes ‘maestros’ o influencias clave? ¿Eres seguidor de alguna ‘escuela’? Entiéndelo referido tanto a la faceta visual como a la discursiva.
O. S.- Me siento deudor de muchos maestros. Va por épocas de formación, de intereses. El Boom latinoamericano a mí me llegó con la pubertad de manos de Benedetti, Cortázar, Márquez o Borges. De nuestro país siento verdadero aprecio por la obra de Manuel Rivas o de Belén Gopegui. Y siempre hay algún Kundera, un Auster o un Murakami al que vuelves irremediablemente. De la parte francesa Maupassant, Flaubert o Yourcenar. Hace unos años descubrí autores africanos como Mia Couto o Kourouma. En fin. La biblioteca infinita de Borges.

E. A.- ¿Tienes ideas talismán, obsesiones literarias que estén de forma consciente siempre detrás de tus creaciones?
O. S.- No conscientemente, aunque a medida que voy teniendo un recorrido y miro hacia atrás, sí que identifico algunos temas recurrentes. Algunos han desaparecido, otros me sorprenden y me ayudan a entenderme como persona, o me plantean cuestiones que todavía no he logrado resolver.

E. A.- ¿Qué te tira de lo visual que no tenga la escritura? ¿Y viceversa?
O. S.- La inmediatez en la trasmisión del mensaje, la plasticidad de sus elementos. Un poema visual es una imagen donde caben todos los recursos retóricos. Es un microrelato, un haiku, un verso. En cambio la escritura te permite recrearte y reflexionar (como creador y también como lector). Es la voz que nos acunaba en la infancia y que ahora nos susurra desde dentro.

E. A.- ¿Qué proyectos tienes entre manos?
O. S.- Tengo varias carpetas abiertas… normalmente trabajo así. Se van cerrando con el tiempo y se abren otras. Tengo por ahí varios proyectos de novela juvenil y de relatos infantiles. Un poemario, una novela negra en estado embrionario y una colección de relatos.

 E. A.- Has publicado ya un par de libros y ganado algún que otro premio. ¿Algún concurso por ahí por decidir todavía al que seas aspirante?
O. S.- Sí, algo hay, pero lo de los concursos es la travesía del desierto. El año pasado obtuve el Encina de Plata, vete a saber cuándo vuelvo a encontrar otro oasis.

E. A.-  Háblanos de tu última novela premiada, La orilla de las palabras. Creo que se va a publicar muy pronto, aunque el premio te lo concedieron en abril de 2010. ¿Qué editorial la va a sacar al mercado y cuándo?
O. S.- Así es. El premio Encina de Plata se falla el día del libro y se publica en la edición del año siguiente. A mí me lo concedieron en 2010, así que tendría que salir a la venta el próximo Sant Jordi bajo el sello de la editorial Aralama. Sólo que este año Sant Jordi cae en el último sábado de Semana Santa, así que habrá que esperar al mes de mayo.

E. A.- ¿Su génesis es destacable, parte de alguna historia personal o alguna anécdota?
O. S.- Parte de un relato de mi anterior libro, La Fruta del Tiempo. Se mezclan anécdotas personales con historias que me fueron llegando mientras investigaba un tiempo y un lugar. En las proximidades del río Besòs se encuentra el Museo de la Inmigración de Cataluña. Acudí a él para documentarme y descubrí un barrio que está encajonado en una horquilla entre el río, las vías del tren y la autopista. Se trata de La Catalana. Actualmente está en fase de reconstrucción con pisos nuevos y proyectos de centros comerciales y grandes infraestructuras que se vinieron al traste con el estallido de la burbuja inmobiliaria y la consabida crisis. Es un lugar ideal para que un muchacho de los 80 creciera al margen del mundo, creyendo a pie juntillas las historias que le explicaba su abuelo, una figura imponente que hace sombra a su propio hijo, el padre del protagonista.

E. A.- ¿Cuál crees que es su principal virtud? ¿Sabes qué fue lo que de ella persuadió al jurado a otorgarte el premio?
O. S.- El tono narrativo tiene una continuidad que no se rompe, he escrito una novela como las que a mí me gusta leer, cuya voz te acompaña y no quieres dejar de escuchar hasta que desvelas todo el entramado. Al menos eso me han dicho los lectores que la han catado. Luis Mateo Díez la definió como “una crónica particular nutrida de personajes muy bien perfilados. Es una novela hermosa y muy bien escrita”.

E. A.- Eres padre reciente. ¿Tienes alguna declaración que hacer al respecto sobre la conciliación de creación y m/paternidad? ¿Alguna enmienda legal por proponer?
O. S.- Conciliar vida laboral, vida marital, vida “paternal” con la vida creativa junto a las otras múltiples vidas de nuestra existencia, es harto trabajoso. En este último año he aprendido a priorizar, elegir, descartar. Creo que eso es en verdad lo que nos hace adultos.

E. A.- ¿Cuál es tu momento favorito del día para ponerte a trabajar en creación? ¿Tienes alguna rutina? ¿O eres más bien ‘romántico’ en ese sentido, esperas a que la musa se te haga presente? ¿O mejor a que tu niña duerma?
O. S.- Hay diferentes procesos creativos. La inspiración se aparece cuando menos te la esperas y siempre es una visita bienvenida. Esos momentos hay que aprovecharlos para captar la idea, las líneas, lo que sea que te venga. Después está el trabajo de pulir, redactar, emborronar, reescribir, tachar y volver a comenzar. Para plantarme en el escritorio necesito saber que voy a tener 1 o 2 horas ininterrumpidas. Antes era muy noctámbulo, ahora no tanto, valoro mucho mis horas de sueño.

E. A.- ¿Qué opinión te merece el momento actual en cuanto a la conjunción de las nuevas tecnologías y el ‘arte’? ¿Crees que es una conjunción favorable –para el arte, a las TIC se le presupone?
O. S.- Incertidumbre. Por un lado está claro que la creatividad va a continuar. El gen artístico es un manantial que no se extinguirá nunca y encontrará sus propios cauces a medida que se abran nuevas vías de expresión. Eso no me preocupa. Lo que está por ver es cómo se posicionan los tradicionales formatos de expresión. La música no ha muerto por mucho que las discográficas se rasguen las vestiduras. En una entrevista reciente Albert Pla decía que, efectivamente, han caído las ventas de discos, pero en vez de lamentarse él se dedica a hacer bolos rodando con su furgoneta. No es lo mismo con la escritura, pero la gente continuará leyendo, sea en papel, sea en pantallas de e-books. Habrá que agudizar el ingenio para hacer compatible la escritura de siempre y la lectura que viene. Por otro lado las artes plásticas han ganado un nuevo formato, un noveno, o décimo arte (he perdido la cuenta) con artistas que utilizan los lenguajes de programación para crear verdaderas obras de arte.

Ester Astudillo es filóloga, lingüista, traductora y poeta (además de lectora voraz de los más variopintos textos).

sábado, 15 de enero de 2011

Ricardo Acevedo entrevista al escritor de literatura fantástica David Mateo



Ricardo Acevedo entrevista al escritor de literatura fantástica David Mateo

Ricardo Acevedo.- Philip K. Dick le preguntó a un amigo que qué pensaba hacer al terminar el colegio y éste le dijo: «Voy a ser pirata». ¿Qué quería ser David Mateo?.

David Mateo.- Sin duda alguna, Dick era un tipo inteligente. A mí me hubiera gustado ser un poco como Bastián Baltasar, el protagonista de «La historia interminable», y entrar en un cuento de fantasía para volar a lomos de Fujur y tener mi propia Emperatriz de ensueño. Al final, te das cuenta de que nada de eso es posible y tratas de llevar al límite tus fantasías de la única manera en que puede hacerse: escribiendo.


R. A.-¿Quién es Tobías Grumm?

David Mateo.- Originalmente era un gnomo de un libro infantil que me llevaba entre manos. A Jorge Ruíz Morales, mi primer editor, le gustó y decidió que ese sería mi nombre de guerra en la saga de «La tierra del dragón». Eran otros tiempos. No se publicaban a tantos autores españoles y parece ser que tener un pseudónimo anglosajón era garantía de ventas. Por suerte, los tiempos han cambiado y Tobías Grumm vuelve a ser el gnomo que pululaba por mi cuento.

R. A.- ¿Te consideras un autor de método o eres de los que permiten que tus personajes  anden a la desbandada?

David Mateo.- ¡Horror! Un personaje jamás puede tener libre albedrío en mis historias. Debe de dar la sensación ante el lector que toma sus decisiones libremente, pero creo que el autor debe de mantenerlo bien sujeto con la correa. Soy un escritor de método que intenta dejar el mínimo espacio a la improvisación. Me da vértigo llegar a un punto ciego de la novela y no saber continuar.

R. A.- ¿Qué es la Pentápolis?

David Mateo.- Son las cinco ciudades malditas del antiguo testamento. Según el capítulo 14 del Libro del Génesis, estas ciudades se enfrentaron a los pueblos del Éufrates y sus reyezuelos acabaron sepultados en los pozos de betún. Más tarde, Lot y su familia, tras ser avisados por el ángel, huyeron hacia Soar mientras Yahvé desataba su ira divina sobre la Pentápolis. Tras leer este fragmento bíblico, me pareció un escenario muy sugerente para situar parte de la acción de «Heredero de la alquimia». Obviamente, la historia no sigue a pies juntillas la historia que se nos cuenta en el Antiguo Testamento, pero la ambientación de Sodoma y Gomorra está muy presente.

R. A.- Javier negrete (en su comentario a tu libro) afirma: “… No había disfrutado tanto de la combinación de historia legendaria, magia y fantasía desde los relatos de Conan” ¿te consideras un seguidor de Robert E. Howard?

David Mateo.- Sí, por supuesto, creo que todo seguidor de la literatura fantástica debe tener muy presente a Howard, tan presente como se tiene a Tolkien, a Moorcock o a Leiber. Howard es todo un personaje a seguir, pues más allá del universo de Conan, tenemos a otros héroes interesantísimos como Solomon Kane, Kull de Valusia o el mercenario germánico Gottfried Von Kalmbach, que tuvo la suerte de cruzarse con otro de los mitos vivientes de Howard: Sonya la Roja. Creo que la imaginería de Howard no tenía límites y, hoy por hoy, es el mayor exponente del subgénero espada y brujería.

R. A.- Heredero de la Alquimia  es una novela llena de imágenes sugerentes, muy grafica ¿Te gustaría que fuera llevada al cómic?

David Mateo.- Por supuesto… ¡cómo no! Aunque también es cierto que llevo tantos proyectos literarios entre manos que me sería imposible guionizarlo. Me encantaría que el trabajo cayera en manos de otras personas y poder sumergirme en un mundo que yo mismo he creado. Sería curioso.


R. A.- ¿Con qué autores y obras te has sentido más influenciado en la creación de Herederos de la Alquimia?

David Mateo.- Supongo que hay una mezcla de todo. Para mí, Javier Negrete es, hoy por hoy, el mejor autor de fantasía épica nacional. Su estilo directo y ameno sirve de acicate para que sus novelas fluyan con muchísimo vigor. «Rihla» de Juan Miguel Aguilera, me influyó también. No en vano, la novela tiene varios guiños a este autor. Pero al final, conforme vas creciendo como escritor, dejas de mirar a otros, y te concentras en el trabajo que llevas entre manos. La verdad, no soy muy consciente de si se me ve demasiado el plumero a la hora de meter otras voces en mis libros.

R. A.- Neferet y Akbeth ¿Cómo surgieron?

David Mateo.- Hace poco, en una entrevista radiofónica, mi buen amigo Alfonso Merelo me comentaba que muchas de las historias de fantasía están protagonizadas por maestros y pupilos. Y es verdad, yo necesitaba eso para «Heredero» por la historia que iba a contar, necesitaba a una especie de Guillermo de Baskerville que guiase a su correspondiente Adso de Melk, pero en cuanto te pones en la piel de Neferet, te das cuenta de que ella no tiene nada que ver con su homólogo franciscano. Neferet puede ser absorbente como una madre y celosa como una amante. No quiere ser maestra, ni compartir su sabiduría con Akbeth… y eso les lleva a continuos escarceos. Creo que entre ambos existe una relación muy divertida.

R. A.- ¿Cómo has podido escapar a uno de los grandes tópicos del fantástico: acampar, desacampar… ser atacados?

David Mateo.- En una novela tan larga como Heredero hay tiempo para acampar, desacampar y ser atacados innumerables veces. Pero sí que es cierto que huyo de los continuos tópicos que amordazan a la literatura fantástica. Quizás sea porque en las quinientas y pico páginas que componen el libro, hay una historia muy importante que se va desmenuzando poco a poco y eso apenas deja tiempo a los topicazos. Sea como sea, a lo largo de la historia hay tiempo para todo: aventuras, persecuciones, batallas y mucha adrenalina.

R. A.- He tomado esta frase: El miedo, Akbeth. Un miedo ancestral que todas las especies asumen desde su nacimiento. El miedo a la extinción. ¿Se puede considerar Herederos de la Alquimia como una historia de terror?

David Mateo.- Hay fragmentos de Heredero que sí que podrían circunscribirse al género más oscuro de la fantasía. No en vano, parte del envoltorio científico que rodea a la historia nace de los fundamentos del alquimista alemán Teofrasto Paracelso y sus escabrosos métodos a la hora de crear homúnculos. Lo cierto es que uno de los mayores terrores de los seres vivos radica en su propia extinción. Y de eso es de lo que trata la novela: de la creación y de la muerte y de las diferentes decisiones que podemos llegar a tomar para subsistir.

R. A.- Si pudieras crear un casting (nacional e internacional) para llevar Heredero  de la Alquimia al cine ¿A quienes seleccionarías?

David Mateo.- Es complicado, porque la mayoría de los personajes nacen de la imaginación y no existen modelos físicos que se les aproximen; lo cual es, a su vez, una suerte, porque cuando un escritor te dice: ‘éste modelo es tal personaje’, cabe la posibilidad de que se venga abajo un mito. Sea como sea, si estás pensando en Neferet (el ochenta por cien de los lectores que han leído el libro acaban quedándose con Neferet), cuando vi la película de 300 y contemplé a Lena Headey haciendo de espartana, no pude evitar pensar que esa sería una buena Neferet.

 R. A.- La portada de Heredero de la Alquimia me ha gustado mucho ¿Tuviste algo que ver en su elección de la portada?

David Mateo.- La suerte de trabajar con Ricardo de Ilarion/Dibbuks es que está tan metido en el mundo de la imagen y del cómic, que dio a la primera con la portada adecuada. Parece que el trabajo de Elena Dudina le ha gustado a todo el mundo y eso es mérito del editor.

R. A.- Una pregunta para cerrar esta entrevista: ¿Estas trabajando en algún nuevo proyecto?

David Mateo.- En muchos, la vida del escritor debe ser una constante. En breve aparecerá una novela de zombis titulada «Carne muerta» en la línea Z de Dolmen. Trata de un universo muy parecido al de «Y, el último hombre» —uno de mis comics preferidos—, en el que todos los hombres han muerto y las mujeres tratan de organizarse. Sin embargo, en «Carne muerta» a los hombres no se les ocurre otra idea que «regresar».
Más adelante, en Abril, publicaré con AJEC: «Noches de sal». Es una novela de terror muy personal, ambientada en Valencia, con personajes cercanos y reales que se enfrentan a lo sobrenatural. En ella mato muchos fantasmas, propios y ajenos. Hablo del afecto, del cariño, del arte, de la literatura, aunque también de la soledad, de la oscuridad y del horror. Si todo sale según lo previsto, ambas novelas estarán disponibles para la próxima feria del libro.
También trabajo con varias editoriales vinculadas al circuito de los colegios e institutos y dedicadas al mercado autonómico. Estamos trabajando en sendos proyectos relacionados con la literatura de terror más clásica: vampiros y Lovecraft.
A más largo plazo quedaría una hipotética segunda parte de «Heredero de la alquimia» y una novela a cuatro manos con un buen amigo: Juan de Dios Garduño.

R. A.- Bueno (sobre que esta sea la última pregunta)  no es totalmente cierto…
¿Señor de los Anillos o las Crónicas de Narnia?

David Mateo.- Tolkien maría santísima y sin pecado concebida. En mi opinión, no hay color.

R. A.- ¿Paella o Arroz Tres Delicias?

David Mateo.- Paella, por supuesto.

R. A.- ¿Vampiros o zombis?

David Mateo.- Esta es más difícil. Haremos un guiño a «Carne muerta» y me quedo con los zombis. Aunque en el fondo todo es carroña resucitada, salvo que a unos los matas con una estaca y a los otros con un tiro en los sesos.

R. A.- ¿Qué personaje de ficción te gustaría ser?

David Mateo.- Darth Vader. Murió mayor y el tío se lo pasó de puta madre.

R. A.- ¿La peor novela que has leído?

David Mateo.- Cualquier historia de Terry Brooks y de su saga de Shannara.

R. A.- ¿La mejor?

David Mateo.- It, de Stephen King.

R. A.- ¿Qué música escuchas?

David Mateo.- Cualquiera que pase por el dial cuando enchufo la radio del coche. Viajo mucho por el trabajo.

R. A.- 3D ¿si o no?

David Mateo.- Dios mío, no. Salvo Avatar, todos los 3D que he visto son infumables.

R. A.- ¿Superpoder?

David Mateo.-¿Vale ser Spiderman?

R. A.- ¿Un sueño que hayas tenido?

David Mateo.- Antaño se decía: «Una vez soñé que se acababan las guerras», hoy muchos soñamos con que se acabe la crisis y la gente vuelva a ser feliz y lleve una vida próspera.

R. A.- Ahora si (de verdad) terminamos. ¡Gracias David Mateo!

David Mateo.- Muchísimas gracias a vosotros y a vuestros lectores. Ha sido una entrevista muy divertida.



BIOGRAFÍA LITERARIA

David Mateo (Valencia, 1976) es autor de novelas de género fantástico. Cuenta con seis títulos entre su repertorio: «Nicho de reyes», «El último dragón», «Encrucijada», «Heredero de la alquimia», la novela juvenil «El susurro del bosque» y la recopilación de cuentos «Perversa». Colaborador de la revista de cine «Scifiworld», de las páginas «Fantasymundo» y «JuegosDB» y de varios diarios de la Comunidad Valenciana. En el 2009 publica el libro ilustrado «Valencia CF, xé que bo» en el que se realiza una mirada desenfadada y dinámica a los casi cien años de historia de la institución valenciana.

Trabaja como dinamizador sociocultural y gestor de eventos literarios para diversas entidades públicas y privadas. Ha dirigido dos revistas dedicadas a la literatura fantástica y a lo largo del 2011 sus obras comenzarán a ser publicadas en el mercado francés.

Ricardo Acevedo (La Habana, Cuba, 1969) es Director (junto a Carmen R. Signes U.) de la Revista Digital miNatura. Una vez vino un ángel (Ediciones Extramuros, 2000, Ciudad de La Habana, Cuba); Historias soñadas y  otros minicuentos (Ediciones Luminaria, 2003, Sancti Spiritus, Cuba); Juventud Técnica. Revista científico-técnica popular de la juventud Cubana (Editorial Abril, 2005, La Habana, Cuba); Secretos del Futuro. Cuentos cubanos de fantasía y ciencia ficción (Editorial Sed de Belleza, 2005, Santa Clara, Cuba); IIº Certamen de poesía y relato GrupoBuho.com (Editorial GrupoBuho, 2005, España); El  equilibrio del mundo y otros minicuentos (Editorial Caja China, Colección Diente de perro, 2007, Cuba); Crónicas del mañana. 50 años de cuentos cubanos de ciencia ficción (Editorial Letras Cubanas, 2008, Cuba). Ha impartido conferencias sobre el género fantástico tanto en Cuba (Taller de literatura fantástica Espiral, La Habana) como en España (UJI, Castellón). Co-organizador de Fantasti´cs 2010 (Castellón). Cuentos de su autoria han aparecido en diferentes web o blogs del género.